Artículo como colaboradora invitada de Mujeres que deberías conocer para el 8 de marzo de 2018
En 2010 me invitaron a asistir a Empretec, una conferencia de premios empresariales para mujeres celebrada en Ginebra. Allí estaba yo, en una sala llena de mujeres de todo el mundo. Inmediatamente me sentí inspirada y fascinada por la energía de cooperación y el compromiso de las mujeres para ayudarse mutuamente a alcanzar el éxito. Era la primera vez que vivía la experiencia de estar en el espacio de una comunidad solidaria y presenciar cómo mujeres de todo el mundo trabajaban juntas para hacer realidad sus sueños.
Se me abrieron los ojos ante el poder y el potencial que tenemos todas las mujeres para ayudarnos mutuamente a triunfar. Se convirtió en una verdadera fuente de alegría para mí.
A lo largo de mi carrera en Comercio Internacional he tenido la oportunidad de dirigirme a audiencias y hablar sobre cómo hacer negocios en todo el mundo, el panorama de la geopolítica, el espíritu empresarial, el liderazgo e incluso la moda. En 2014 me invitaron a la República Dominicana como ponente invitada a un evento llamado, Liderazgo con tacones altos (ya estaba enamorada del nombre). Los organizadores del acto me pidieron que hablara de mi trayectoria profesional y de algunos de los obstáculos que tuve que superar para llegar hasta allí. Fue la primera vez que recuerdo haber sido transparente sobre algunos de los retos personales a los que me había enfrentado a lo largo de los años. La respuesta del público ese día fue abrumadoramente positiva.
Lo que descubrí ese día es que las mujeres -no importa dónde estemos en la vida o cómo hayamos llegado hasta ahí- todas tenemos una historia. Compartir nuestros viajes personales -lo bueno, lo malo y lo feo- puede tener un tremendo efecto fortalecedor en los demás.
Mi conexión con el empoderamiento y la elevación de la mujer siempre ha estado ligada a mi forma de trabajar. Como Directora Ejecutiva de la Cámara de Comercio España-Estados Unidos éramos un equipo de 16 mujeres trabajando juntas; no lo planeé así a propósito, ¡simplemente sucedió! Los Presidentes solían comentar lo bien que trabajaba nuestro equipo de mujeres. Esto me demostró que a veces tenemos que demostrar al mundo exterior lo poderosos y eficaces que podemos ser sólo con nuestro compromiso de trabajar juntos y apoyarnos mutuamente.
Cuando pasé al mundo empresarial y fundé mi propia empresa, BBES, también acabé con un equipo de mujeres. He encontrado mujeres increíbles que me han apoyado de maneras que ni siquiera podía imaginar y ¡estoy tan agradecida por ello! Sin embargo, no siempre fue así. Al principio de mi carrera experimenté lo contrario. Fue muy doloroso y vi lo perjudicial que podía ser competir entre nosotros en lugar de apoyarnos mutuamente.
Mi pasión y dedicación por empoderar a las mujeres y a las organizaciones dirigidas por mujeres me ha llevado a crear un programa único en el que entreno y asesoro a empresarias o aspirantes a empresarias para ayudarlas a convertirse en la mejor versión de sí mismas. En mi programa, estoy muy orgullosa de poder decir que mis tutelados y alumnos han llegado a hacer cosas increíbles en su carrera, ¡y no han hecho más que empezar!
Si quieres hacer más por otras mujeres, aquí tienes tres formas sencillas de hacerlo:
1) Comparte tu red: Ábreles tu red, comparte tus contactos y haz presentaciones.
2) Compartir ideas: Comparta sus experiencias y lecciones aprendidas, el trabajo duro, la sangre, el sudor y las lágrimas. Nunca se sabe cuánto puede ayudar a alguien compartir su historia.
3) Comparte recursos: Invita a alguien a un evento, establece una conexión, recomienda a alguien o comparte un estudio de mercado, ¡sin duda lograrás un cambio en la vida de alguien!
Creo en el magnífico poder de las mujeres. Ayudémonos mutuamente y tomémonos de la mano para subir la escalera del éxito. Y si alguna vez nos caemos de ella, estemos ahí para recoger los pedazos y ayudar a empezar de nuevo.
Feliz Día Internacional de la Mujer a todas, ¡tenemos mucho por delante!