La abundancia es un estado del ser desde el cual construimos una realidad u otra. Estoy convencida de que la mayoría de las personas desean manifestar abundancia y tener una vida próspera en diferentes ámbitos, pero no saben cómo. Si realmente quieres lograrlo, ¡déjame contarte que estás en el lugar correcto!
Hoy voy a enseñarte como equilibrar tu vida y avanzar en el camino de la prosperidad a través de 2 ejercicios que vengo practicando desde hace más de 15 años. Así pues, vamos a adentrarnos ya mismo en el fascinante viaje de manifestar la abundancia y construir un futuro próspero!
Me gustaría comenzar compartiéndote que la abundancia es como un músculo, así como lo lees. La abundancia debe ejercitarse a diario para desarrollarla. Una de las maneras de fortalecer la mentalidad abundante es practicando la gratitud a diario. Mientras más se practique, al igual que el ejercicio físico, más efectivo y natural se vuelve, convirtiéndose en una herramienta poderosa para crear una vida plena.
Ahora bien, lograr una vida próspera y abundante conlleva superar una serie de obstáculos. ¿Cuántas veces se nos han ocurrido ideas increíbles pero no nos atrevemos a accionar? ¿Cuántos planes de negocios han quedado en el olvido por temor al fracaso? El miedo, el autosabotaje y los bloqueos emocionales son parte de las dificultades que afectan nuestro equilibrio emocional.
En mi caso, durante el embarazo de mi segundo hijo estuve 7 meses sin dormir porque no sabía cómo iba a sobrevivir y pagar todas las facturas en Nueva York con el sueldo que tenía. Este tipo de situaciones nos desestabilizan. Por ello, es vital aprender a lograr el equilibrio interior. De lo contrario, será muy difícil que la abundancia que quieres manifestar llegue a tu vida.
La prosperidad, sea del tipo que sea, emocional, económica o física, debemos sentirla en el cuerpo. Si le damos una orden a nuestro cerebro y le decimos que está todo bien, desde la paz y tranquilidad, podemos comenzar el proceso de creación. Porque sentir es crear. Y allí está el secreto: No se trata sólo de pensar, se trata de sentir.
El arte de la respiración consciente
Respirar es el primer acto que realizamos al nacer y el último antes de irnos de este mundo. Tiene un impacto significativo en nuestra energía y nuestro estado emocional.
Cuando tienes problemas con la abundancia, no respiras igual. Si prestas atención, te darás cuenta que es una respiración en desequilibrio, no es pausada ni armónica.
A continuación, te voy a enseñar el primer ejercicio que consiste en la práctica de respiración consciente. Esto me ha ayudado a mantener el equilibrio emocional y me ha permitido experimentar resultados positivos en mi vida.
Lo primero que harás es unir el dedo pulgar y el dedo índice de tu mano derecha, formando lo que se conoce como “Gyan Mudra”, y vas a posar esa mano sobre tu pierna derecha. Luego, cierra el orificio izquierdo de tu nariz con el pulgar izquierdo y vas a comenzar a hacer respiraciones a través del orificio derecho. Inhala y exhala, lenta y profundamente, por unos minutos, sintiendo como el aire entra, recorre tu cuerpo y sale.
Ahora que ya tienes controlada la respiración, comienza a visualizar todo lo que anhelas y deseas para tu vida y tu futuro. Pasados unos minutos, lentamente baja tu mano izquierda y siguiendo en Gyan Mudra con ambas manos sobre las piernas y los ojos cerrados, presta atención a las sensaciones del cuerpo. Para finalizar, esboza una sonrisa, agradece por estar en el momento presente y muy despacio abre tus ojos.
Este es un ejercicio sencillo pero poderoso que te recomiendo hacer al menos 3 minutos al día por 40 días. Recuerda que respirar es vivir, respirar es crear. Cuando aprendemos a respirar bien, vivimos bien.
Contarse la historia bonita
El segundo ejercicio para manifestar abundancia lo llamo “Contarse la Historia Bonita”. Nuestra mente tiene más de 80 mil pensamientos al día, pero con frecuencia estos se enfocan en los temores y la supervivencia. Como resultado, vivimos angustiados y asustados la mayor parte del tiempo.
Al practicar este ejercicio, empezarás a hablarte y a sentirte de otra manera. Recuerda que lo importante es la historia que le contamos a nuestra mente todos los días.
Ahora bien, seguramente te estarás preguntando: ¿De qué se trata exactamente? La verdad es una práctica muy sencilla que consta de 2 partes:
Primera parte: ¿Cómo te hablas?
En mi libro “Todos Tenemos una Historia que Contar” destaco la importancia de descubrir qué relato nos contamos a nosotros mismos, pues el poder de lo que nos decimos es enorme. Si hacemos una pausa para escuchar nuestro diálogo interno, nos daríamos cuenta de que no siempre nos hablamos con entusiasmo, ilusión y pasión.
En este ejercicio te propongo que tomes el control de esa voz e identifiques cuántas veces eres tu propio cheerleader y cuántas veces te hablas mal y te boicoteas. Si hoy, justo en este momento que lees este artículo, no tienes la vida que sueñas, es porque tu voz interna no te ha estado hablando como un cheerleader. Si tu tomas control de tu voz y de tu historia, desde luego vas a vivir tu sueño.
Segunda parte: Visualiza y siente
En este paso, vamos a contarnos la historia de cómo sería un día en nuestra vida perfecta. Así, visualizas en que país estás, qué has hecho ese día, con quién compartiste, cómo te sientes, etc. Imagina todo lo bueno que quieres para tu vida y siéntelo en tu cuerpo. De este modo, bajamos a tierra ese deseo y asumimos que ya estamos viviendo esa realidad, que ya somos esa historia que queremos ser!
En el momento que tomas la decisión de cambiar y sentirte mejor, todo empieza a alinearse. Ten presente que la clave para manifestar la abundancia es equilibrar tu interior y comprometerte con tu visión.
Si quieres aprender más técnicas para transformar tu situación actual, te invito a que estés atento a mis redes sociales, donde estaré compartiendo información acerca de los próximos retiros y mentorías de abundancia. Únete a mi comunidad y se parte de una experiencia transformadora!
Recuerda que si tomas las riendas de tu vida, crearás la historia bonita que siempre has querido vivir!
Un abrazo fuerte,