Soy afrooptimista. Creo sin lugar a dudas y con la firme convicción de que al continente africano le aguarda un futuro brillante, y que nosotros (los hijos e hijas del continente) seremos los artífices de ese futuro.
Hace unas semanas regresé de una gira africana que abarcó de oeste a este. La mayor parte del viaje la pasé en Guinea Ecuatorial, Etiopía y Ruanda.
Me sorprendió la vibrante energía que se respira en el continente. Como se compartió en la declaración de apertura de la Unión Africana “Ha llegado el momento de construir un África integrada, una África próspera y pacífica, impulsada por sus propios ciudadanos y que represente una fuerza dinámica en la escena internacional”.
Según el Banco Mundial, 2018 va a ser un año próspero para las economías del África subsahariana, con una previsión de crecimiento del 3,2% para el año, frente al 2,4% de 2017. También prevé un crecimiento ligeramente superior para 2019, del 3,5%. África cuenta con seis de las diez economías de más rápido crecimiento del mundo este año, según el Banco Mundial.
La mayoría de los países con mejores resultados de 2018 son economías no intensivas en materias primas. La lista está encabezada por Ghana (8,3%), impulsada por la expansión del petróleo y el gas, Etiopía (8,2%), Costa de Marfil (7,2%), Yibuti (7%), Senegal (6,9%) y Tanzania (6,8%).
Durante mi estancia en Guinea Ecuatorial, participé como oradora principal en el evento Mujer Ideal, fundado por el joven diseñador Lucas Nguema Escalada para promover la concienciación sobre la violencia de género en África y el empoderamiento a través de la moda y la educación.
Como participante en algunos de los paneles de debate, tuve la oportunidad de orientar a jóvenes de ambos sexos. Me impresionó el afán de grandeza de estos jóvenes.
Aprendí que, a pesar de la falta de educación, que conlleva una falta de oportunidades, el deseo de superarse sigue existiendo. Hay muchas barreras culturales que impiden que la juventud africana tenga voz, pero jóvenes como Lucas, con una visión, se abrieron paso para hacer oír su voz.
Durante mi viaje tuve el gran placer de participar en el Foro sobre Política Empresarial en África, celebrado en Kigali y organizado por la UNCTAD.
Hubo conversaciones muy productivas entre los gobiernos, las organizaciones internacionales y el sector privado, y se pusieron en marcha numerosas iniciativas para forjar un futuro mejor para los empresarios del continente.
Visité las instalaciones de varias empresas y mantuve múltiples conversaciones con jóvenes profesionales y empresarios consolidados. Gracias a esta experiencia, Kigali se ha convertido en uno de mis países favoritos.
Otra parte de mi viaje la pasé en Etiopía, donde pude ver la primera fase de la ampliación del aeropuerto internacional etíope de Abeba Bole, cuya finalización está prevista para este año. Forma parte de un proyecto de 350 millones de dólares destinado a consolidar la posición del país como centro aeronáutico de África Oriental. Tuve la oportunidad de unirme a la celebración de la llegada de un nuevo avión de Ethiopian Airlines de Malabo a Addis Abeba y de experimentar un vuelo maravilloso con una aerolínea africana.
Proyectos etíopes como Reppie Waste-to-energy, el primer proyecto de valorización energética de residuos de África, dirigido por Samuel Alemayehu. Etiopía es la sede de la Unión Africana, una organización centrada en cambiar la narrativa de África. Hay buenas noticias como ésta en todas partes.
Durante mi viaje conocí muchos cambios nuevos y emocionantes que se están produciendo en la economía, el transporte y las iniciativas de renovación energética de África. Pronto llegará al mercado un nuevo servicio de aplicación de taxi que rivaliza con la popular tecnología de viajes compartidos Uber. Podría seguir hablando de todo lo que está ocurriendo para impulsar la viabilidad económica en África, pero tendré que dejarlo para otro post.
Una cosa está clara después de mi viaje: muchos pasan por alto las perspectivas y el potencial de África. Los notables progresos realizados por África en la última década no son ampliamente reconocidos ni cubiertos por los medios de comunicación locales, pero yo he sido personalmente testigo de numerosos éxitos en todo el continente.
Los grandes problemas crean grandes oportunidades.
África se levanta no es un mito, aunque hay muchos problemas que resolver, los ciudadanos africanos y la diáspora trabajan cada día para transformar el continente, la clave de esta transformación es dar voz a los jóvenes, a las mujeres y a la cooperación panafricana.